Samuel

Samuel es el último juez de Israel. Su vida fue dedicada a Jehová Dios (Salmo 83:18 ó 19) antes que Samuel naciera. Esto sucedió porque su madre Ana no podía concebir, pero como tenía grandes deseos de ser madre, entonces oró a Jehová pidiéndole un hijo, cuya vida ella prometió dedicar a Jehová:

«Y pasó a hacer un voto y decir: “Oh Jehová de los ejércitos, si miras sin falta la aflicción de tu esclava y realmente te acuerdas de mí, y no te olvidas de tu esclava y realmente das a tu esclava prole varón, yo ciertamente lo daré a Jehová todos los días de su vida, y no vendrá navaja sobre su cabeza”.

Samuel 1:11

Así, es que cuando tiene unos cuatro o cinco años Samuel es llevado por sus padres Ana y Elcana, a vivir al tabernáculo de Jehová con Elí y los demás Sacerdotes.

Cada año, sus padres van a visitar a Samuel y cada año Ana le lleva un traje sin mangas a su hijito.

Pasa el tiempo, y Samuel sigue sirviendo a Jehová, quien está agradado con el correcto actuar de su siervo. En cambio, Ofni y Finees, los hijos del sumo sacerdote Elí, cometen muchas maldades. Pero Samuel no se deja influir por ellos ni por las cosas malas que pasan en el tabernáculo.

Por mucho tiempo, Jehová no le había hablado a ningún hombre. Cuando Samuel crece, oye una voz que lo despierta tres veces. Él pensó que era Elí, pero en la tercera oportunidad el sacerdote le dice que es Jehová quien le llama y por lo tanto, debe escucharle y contestarle: «Habla, Jehová porque tu siervo escucha». Y es así como Samuel hace la siguiente vez que Dios le habla.

Entonces, Jehová le dice a Samuel que va a castigar a Elí y sus hijos. Luego, Ofni y Finees mueren peleando contra los filisteos y al oir esto, Elí cae, se rompe el cuello y muere. Así se cumple la palabra de Jehová.

Al envejecer, el pueblo le dice a Samuel que escoja un rey para ellos. Samuel no quiere hacerlo porque siente que Jehová es el rey de Israel. Pero Dios le dice que escuche al pueblo y es así que, posteriormente, Samuel derrama aceite sobre el rey Saúl.