Como han cambiado las cosas, pobrecillos profesores y maestros de escuela, que padecen el acoso y el maltrato de esos «criminales» que tiene por alumnos. Pero, en realidad, ¿que es lo que ha cambiado?, la violencia siempre ha estado en las aulas, pero parece que cuando viene de unos es buena, didactica, formadora, y cuando viene de otros es un acto despreciable de barbarie.
Asi que ahora que las «tortas» han cambiado de dirección, nuestro «formadores» se echan a la calle para decir que los «niños» les pegan, cuando ha sido «vox populis» el maltrato que hemos sufrido en las aulas justificada por una mediocre-mala enseñanza, y nadie se asustaba porque era necesario «un cachete a tiempo», la mano «boba», porque ¿quien discutía que «la letra con sangre entra»? y como cuestionar a «quien bien te quiere» y todo esto era necesario para hacer de «ti» una persona de provecho, pero eso no era violencia. A cuanta gente se ha «jodido», o se le han hecho abandonar porque el «profe» de turno le caía mal, y bajo su dedo dictador decidía arruinarle el trabajo de un año.
Seguramente alguno pensará con nostalgia en aquellos años en los que podían dar libremente una paliza a un crió de 12 años, y volver a casa con la satisfacción del deber cumplido, que tiempos aquellos en los que te podian expulsar, humillar y maltratar. En mis 36 años y en mayor o menor medida he visto todo estas cosas. Asi que entiendo que estos no son mas que los lodos que vienen de aquellos barros, unas justicia karmica según los budistas o una adaptación del medio que diría Darwin.
La verdad es que, por ser «suave», no me importaria el que a alguno de mis viejos profesores les hayan devuelto un par de hostias, porque por mucho que se empeñen en redefinir el término la violencia de ahora es la misma que de antaño, y jamás fue sinónimo de educación.